8.12.15

Blogovin

<a href="http://www.bloglovin.com/blog/14588465/?claim=zgdr9ddwzqb">Follow my blog with Bloglovin</a>

24.11.15

Naranjas amargas

Sé que solemos pensar que hay personas del pasado a las que tenemos cariño, no es verdad. Tenemos cariño a los recuerdos con esas personas, a los momentos vividos, a las sensaciones vividas con ellos en momentos puntuales. Cuando esas personas dejan de ser amigos y pasan a ser "personas a las que tenemos cariño", no hay retorno. Las personas de verdad permanecen siempre cerca de alguna manera, no dejan de ser quienes son cuando están contigo.

Creo fielmente en la amistad de verdad. 
En la que aunque los kilimetros y las horas de distancia sean mucho más de lo que las personas son capaces de soportar, lo soportan. En las que no importa si es por una pantalla o en persona, se entienden en todo momento.

La esencia está en los vínculos. No todos los vínculos son lo suficientemente fuertes como para aguantar las guerras interiores, los huracanes de sentimientos, las temporadas en silencio. Hay personas que no están preparadas para querer a los demás más de lo que se quieren así mismos. El egoísmo a veces nos puede y hay personas que no están preparados para tener ese tipo de personas a su lado.
Yo soy de este tipo, no me importan los fantasmas mientras los compartan conmigo. La amistad es algo de dos, es dar y recibir. Es llorar cuando llore el otro, reir cuando ria. Es ser fuerte cuando la otra persona no es capaz de serlo por sí mismo. Es la bocanada de aire cuando te estas ahogando. Es creer en el otro de manera incondicional. Es acabar las frases del otro y saber que está pensando antes de que lo diga o antes de que él mismo lo sepa. 
Creo, sin duda, que a veces las medias naranjas no se encuentran en el amor pero si en la vida. 

No sé cuantos caminos tendremos que recorrer, ni cuantas veces nos tendremos que equivocar hasta lograr llegar a la meta. Pero estoy segura que mientras camines, seguiras encontrando amigos de verdad. Puede que sean pocos y que puedas contarlos con los dedos de la mano, pero te aseguro que merece la pena.

No se querer a medias, pero sé querer de verdad. 

Brindo por las personas antisociales como yo, 
que encuentrar amistad de verdad, 
medias naranjas que aunque sean amargas,
nos quieren de verdad,
y nosotros a ellos.





Irene

18.11.15

Seamos

Somos ese punto y a parte, esa exclamación de más, esos puntos suspensivos después de una frase que significa más de lo que las propias palabras dicen. Somos esa interrogación sin respuesta. Somos esa montaña rusa que sube y baja, y baja más, y sube más pero de pronto se para. Somos esa historia inacabada que algún día acaba. Ese libro en la estantería que nunca encontramos el valor de leer, también el que conseguimos terminar y tiene grabadas nuestras lágrimas. Somos lo que decimos y mucho más lo que callamos. Somos oxígeno y dióxido de carbono. Somos la calma que precede a la tormenta y la tempestad. Somos el miedo y el valor que nos inspira a enfrentarnos a la vida en cada obstáculo. Somos el menos y el más, porque menos a veces es más.
Somos los pies descalzos que avanzan solos y acompañados, los que se tropiezan con la misma piedra y aún así encuentran las fuerzas para levantarse con la cabeza bien alta.
Somos el odio y el amor, porque ambos convergen y se necesitan, por mucho que queramos.

Somos 70% lo que queremos ser y 
30% lo que quieren que seamos.

13.10.15

Lecciones de vida que no de escuela

Corre, corre, corre. No pares.

El tiempo ha sido la mayor lección de todas, y hasta aquello en lo que creías ciegamente, aquello en lo que te repetías "no puede ser", te ha fallado alguna vez.
Hace demasiado tiempo que entendí que elegimos todos los días pero que no siempre es lo que de verdad queremos. Nunca dejamos de caminar hasta cuando nos paramos, porque el reloj sigue, el tiempo no descansa y no hay forma de volver atrás.
Aprendemos todos los días algo nuevo, no tiene porque ser conocimiento, las lecciones de vida también cuentan.

He aprendido que tengo miedos absurdos y lo que de verdad me debería dar miedo no me da. No temo a la soledad, por ejemplo.
He descubrierto demasiadas manías a lo largo de estos años que no conocía. Muchas insoportables.
He cerrado los ojos, respirado hondo y vuelto a abrirlos más veces de las que me hubiera gustado, y siempre he podido después.
Me he perdido más veces de las que mis dedos de las manos pueden contar y siempre me he encontrado.
He entendido que la vida es cuestión de perspectiva.
He descubierto lo que me gusta y lo que no, pero aun dudo en lo que quiero y espero de los demás.
He comprendido que fallar es de humanos y ser perfectos de marte, que a cada uno se le quiere por lo que es cuando esta contigo y no por como es con los demás.
He aprendido que no querer demasiado es un error, que no se debe querer a medias, se debe querer de verdad. Y que el dolor que vendrá es solo transitorio.
He descubierto que querer algo mucho no sirve sino construyes el camino para lograrlo.
He aprendido a no cerrar los ojos a la verdad y darle la espalda a las mentiras. 
He aprendido a ser como soy y quererme por ello.
He comprendido que la vida en compañía es mejor, duele menos y merece más la pena.


7.10.15

Cuando uno se va, puede que sea para no volver

Decidí que te ibas porque si no te ibas tú, me tenía que ir yo. No estaba dispuesta a irme, pero tampoco a que nos quedáramos los dos. Si nos hubiéramos quedado, habríamos seguido mirando a todo aquello que conocíamos y nos hacía infelices. No era lo que esperaba de la vida. Y esperar algo de todo aquello ya era demasiado.
No podíamos esperar nada, porque la nada era todo lo que nos quedaba.

No sé en que momento te fuiste del todo. Creo que fue mientras miraba con perspectiva. Cuando vi con panorámica la vida, supe que seguir de aquella manera era un auténtico error. Un error garrafal. Porque nos habíamos hecho daño sin querer. Aunque, la verdad sea dicha, mucho del daño me lo hice yo misma, por no saber cortar de raíz.
¿Fue mi culpa? Tal vez. Pero la verdad es que ninguno nos rendimos del todo, nunca dejamos las cosas claras y cuando lo hacíamos aún se enredaba más.
Todo fue miedo. En mi caso, al menos, fue a rehacer todo lo que tenía hecho. A aprender de nuevo todo lo que tanto miedo me daba. No estaba preparada y no entiendo porque. Cuando decidí que te ibas, lo estuve, estuve preparada. Por fin.
No cambió nada, porque el cambio vino después.

Tu también decidiste que te ibas y que me dejabas aquí. Sin respuestas que valieran la pena y con más dudas de las que tenía antes de que te fueras. Hoy no tengo todas esas dudas, la respuesta era bastante más fácil que preguntarse por qué. Porque a veces no puede ser, sin más. Y si no puede ser ahora, quizás sea mañana. Pero no hoy. Y ahora es lo único que merece la pena.
No me arrepiento pero también te digo que si lo hubiera sabido por aquel entonces, no habría intentado salvarte de ti mismo y de todo lo que te rodeaba. Porque lo entendí mientras miraba con perspectiva. Salvarse es decisión de uno mismo, y si me fui es porque o me salvaba yo o no me salvaba nadie.

Por aquel entonces rozamos a las personas tóxicas. Llegamos a parecernos a todas esas personas que se amarran a un clavo ardiendo sabiendo que esta destinado al fracaso inmediato. ¿Por qué fue? No lo  sé. No sabría decir que de todo nos paso por la cabeza, pero en esta vida hay tantas incertezas que no merece la pena pensar en aquello que no nos lleva a ningún lado. La vida es mucho más que todo esto. Es más. Siempre es más. Y por eso nos marchamos, para ser más. Por separado.

Hoy a penas nos saludamos pero es lo que tiene irse.
Cuando uno se va, puede que sea para no volver.


I