7.10.15

Cuando uno se va, puede que sea para no volver

Decidí que te ibas porque si no te ibas tú, me tenía que ir yo. No estaba dispuesta a irme, pero tampoco a que nos quedáramos los dos. Si nos hubiéramos quedado, habríamos seguido mirando a todo aquello que conocíamos y nos hacía infelices. No era lo que esperaba de la vida. Y esperar algo de todo aquello ya era demasiado.
No podíamos esperar nada, porque la nada era todo lo que nos quedaba.

No sé en que momento te fuiste del todo. Creo que fue mientras miraba con perspectiva. Cuando vi con panorámica la vida, supe que seguir de aquella manera era un auténtico error. Un error garrafal. Porque nos habíamos hecho daño sin querer. Aunque, la verdad sea dicha, mucho del daño me lo hice yo misma, por no saber cortar de raíz.
¿Fue mi culpa? Tal vez. Pero la verdad es que ninguno nos rendimos del todo, nunca dejamos las cosas claras y cuando lo hacíamos aún se enredaba más.
Todo fue miedo. En mi caso, al menos, fue a rehacer todo lo que tenía hecho. A aprender de nuevo todo lo que tanto miedo me daba. No estaba preparada y no entiendo porque. Cuando decidí que te ibas, lo estuve, estuve preparada. Por fin.
No cambió nada, porque el cambio vino después.

Tu también decidiste que te ibas y que me dejabas aquí. Sin respuestas que valieran la pena y con más dudas de las que tenía antes de que te fueras. Hoy no tengo todas esas dudas, la respuesta era bastante más fácil que preguntarse por qué. Porque a veces no puede ser, sin más. Y si no puede ser ahora, quizás sea mañana. Pero no hoy. Y ahora es lo único que merece la pena.
No me arrepiento pero también te digo que si lo hubiera sabido por aquel entonces, no habría intentado salvarte de ti mismo y de todo lo que te rodeaba. Porque lo entendí mientras miraba con perspectiva. Salvarse es decisión de uno mismo, y si me fui es porque o me salvaba yo o no me salvaba nadie.

Por aquel entonces rozamos a las personas tóxicas. Llegamos a parecernos a todas esas personas que se amarran a un clavo ardiendo sabiendo que esta destinado al fracaso inmediato. ¿Por qué fue? No lo  sé. No sabría decir que de todo nos paso por la cabeza, pero en esta vida hay tantas incertezas que no merece la pena pensar en aquello que no nos lleva a ningún lado. La vida es mucho más que todo esto. Es más. Siempre es más. Y por eso nos marchamos, para ser más. Por separado.

Hoy a penas nos saludamos pero es lo que tiene irse.
Cuando uno se va, puede que sea para no volver.


I

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Muchas gracias!