22.1.15

Las guerras son batallas que nunca terminan

Nunca imaginamos que entre tanta calma vendría una ola que podría habernos arrasado con ella, que nos podría haber llevado hasta lugares inciertos, desastrosos y perdidos. La ola nos dejo lejos los unos de los otros, pero no nos arrasó. Sólo tuvimos que seguir caminando sin una brújula como guía, sin un mapa que nos dijera donde estábamos y donde queríamos llegar. La verdad sea dicha, lo único que teníamos como guía era nuestro corazón.

Alguien dijo alguna vez que en esta vida lo único que es constante es el cambio, eso y la lucha. Sea por la razón que sea, siempre estamos y se debe estar luchando. 
Todo esto me hace pensar que la guerra son batallas que nunca terminan, nunca dejan de existir frentes. A veces se firma la paz, como si la paz se pudiera firmar, como si la paz se pudiera elegir o no. La paz es algo que va dentro de uno mismo, se elige vivir en paz o no, se elige luchar o no. Luchar no significa que no se pueda vivir en paz, al revés.. a veces esas luchas, esas batallas inacabadas (quizás alguna de ellas si), son las que no dan la paz. 
A veces es difícil luchar cuando no sabes cuando acabará, cómo acabará y cómo acabarás tú. A veces somos efectos colaterales de nuestras propias luchas, porque nuestro corazón sabe que merece la pena. Pero si es cierto que las guerras nunca acaban, si eso es cierto, sólo podemos decidirnos por luchar o quedarnos sentados, si vivir en paz pero en guerra, o vivir en paz sin ninguna razón para seguir.

Vivir en paz, sea como sea, es algo de uno mismo, ninguna firma, ninguna palabra, nada que no seas tú, puede decidir si debes vivir en paz. Es una elección propia, una palabra que marca como será tu vida durante tanto tiempo como puedas mantener la decisión.

Mi elección, por si no lo habíais deducido, es vivir en paz pero en guerra. 
¿Qué sentido tendría sino vivir?


11.1.15

Estaba pensando que tal vez...

Estaba sentada pensando que, tal vez, si cerraba los ojos y los volvía a abrir dejarían de estar empañados y empezarían a ver con claridad. Pensé que, tal vez, si lo deseábamos mucho, si nuestro corazón de verdad estaba en lo cierto, las cosas podían ser de otra manera. Pero no fue así.
Estaba sentada mirando la lejanía, la misma que siento cuando pienso en ti, nos separan mil años luz, sin separarnos nada a la vez, y pensé que no quería rendirme, que todas las batallas que merecen la pena llevan consigo un largo recorrido.
Pensé que podía perder, que entre las múltiples opciones, una es perder pero también podía ganar. Pensé que el 50% no depende de mí, que quizás me estoy equivocando. Pensé tantas cosas… sin encontrar ninguna respuesta de ningún tipo.

Que sólo pude llegar a conclusiones como: paciencia, entereza, lucha, fuerza, valor…


3.1.15

Echar de menos, queridos amigos, es lo que hago yo todos los días respecto a ti. Cada poro de mi piel te echa de menos, cada sentido te echa de menos, mi sonrisa te echa de menos, mi corazón te echa de menos. Pero en eso consiste.


2.1.15

Respira hondo, continua, lucha, construye y todo llegará

Es como si en este pequeño instante supiera todo pero a la vez no supiera nada. La teoría es una maravilla que inventaron mentes privilegiadas, pero nunca inventaron una manera fácil de llevar a la práctica la teoría.
No puedo decir que me sienta triste, porque no lo estoy. Tampoco puedo decir que no lo esté, porque tampoco soy feliz. Me encuentro en un punto intermedio entre la tristeza y la alegría. Contradictorio en si mismo, pero realista. Me siento en paz sin terminar de estarlo, duermo bien 4 de cada 7 noches y sueño 6 de cada 7. Todo se magnifica.
Un día pienso una cosa, y al día siguiente otra, pero siempre llego al mismo punto. Positivismo y tiempo. La palabra clava: tiempo, pero el tiempo a veces es tan largo, tan cuesta arriba que piensas ¿por qué no me rindo? Será más fácil sí, pero ¿merece la pena el camino por la recompensa? Sí, sin duda.
Hace poco una persona me dijo que lo importante era que no perdiera la calma, que la calma es una bendición de la vida. Tiene razón, pero por mucho que me repito ten calma todo cambiará, no puedo dejar de pensar que también puede cambiar para mal, que quizás nos perdamos para siempre. Y cuando pienso eso, lloro e inmediatamente pienso que soy idiota, pero idiota rematada y que sólo debo creer en mi y en él, y que el tiempo nos diga todo lo demás.

La única conclusión a la que he llegado es que todas las mañanas me pienso repetir: respira hondo, continua, lucha, construye y todo llegará. Porque ¿sabeís? Todo llega para el que sabe esperar.